Cuando yo sea grande quiero sentirme sexy sin que nadie logre hacerme sentir culpable por ello.
Tener más de un amante que caliente mis cobijas y me transporte
de la lujuria a la calma infinita que le sigue al orgasmo.
Quiero ser católica sin ir a misa ni comulgar y no temer a un
infierno ni sentir que me he perdido el cielo.
Quiero renunciar a mis culpabilidades y a la mente racional para
confiar en mi intuición.
Caminar dos millas diarias.
Gozar del amor de mis hijos y mis nietos sin hacerme mendiga de
su afecto.
Comer chocolates y helados sin tener que cuidar del colesterol
y los triglicéridos.
Quiero seguir siendo MUJER aunque todos me griten vieja.
Pero lo que más
quiero cuando sea grande es que mis enormes posesiones estén consignadas en mi alma y pueda llevarlas conmigo a la eternidad,
que después de muchos latidos en mi corazón nada me escandalice y mantener intacta la capacidad
de asombro y un enorme nivel de tolerancia.
Luz Dary Jiménez Monsalve