L u m e d i a n a

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¿A DONDE VAN LOS GATOS CUANDO MUEREN?

-¿A dónde van los gatos cuando morimos? Preguntó Zeus a su gato gurú.

-Al cielo- respondió el gato gurú

-¿Y ninguno va al infierno?

-Querido, el infierno no existe-

-¿Porqué los humanos si tienen infierno?

-Ellos tampoco tienen infierno, es un invento para mantener al hombre alejado del mal-

-¿Y porqué no lo han conseguido?

-Porque no han identificado el infierno interior en el que muchos viven-

-Quisiera ser humano para decirles que no hay infierno, hay tanto sufrimiento y tanto miedo a la muerte por ello!-

-Si, por eso para ellos la muerte sigue siendo un castigo, aunque crean que van a ir al cielo!-

-¿Cuando muera puedo nacer otra vez como humano?-

-Si, pero si eres humano correrás el riesgo de no disfrutar jamás del juego, a cambio cuando inicies un juego te embargará un miedo

terrible a perder y a no ser mejor que los demás, perderás el objetivo de simplemente  ejercitar tus músculos  para mantenerte en forma-

-Pero los humanos tambien tienen juegos y se divierten-

-Les cuesta divertirse porque inventaron la competividad y ello generó miedos, envidias, diferencias, odios e incrementó el egocentrismo, y eso los separa del auténtico gozo que hay en el juego y les da motivos para ser infelices.

Luz Dary Jiménez Monsalve

 

DEL OBJETO PERDIDO O EL MOMENTO ENCONTRADO.
 
 Un día se me ocurrió realizar un divertido ejercicio en la clase de artes del colegio, especialmente con los chicos del nivel séptimo. Dicho ejercicio consistía en realizar un ensamblaje; teniendo en cuenta que éste viene siendo una forma de expresión plástica que permite crear nuevos objetos a partir de lo ya existente, es algo así como el recontextualizar un objeto que ya estaba presente renovando la posibilidad de existencia al mismo. Si bien un ensamblaje se realiza con cualquier tipo de objeto, son aquellos los que ya conocemos y tienen algún tipo de lectura para nosotros los que más funcionan dentro de este ejercicio de creación plástico lúdica.
Se trato entonces de traer elementos encontrados en cualquier lugar de casa: aquellos que aparentemente ya no tienen ninguna utilidad o mejor aún aquellos que pertenecen a nuestro pasado y que los tenemos archivados en cualquier cajón sin saber realmente que lugar deben ocupar pues nuestra nueva cómoda o armario esta lleno de cosas nuevas que nos han regalado en los últimos años.
 Los estudiantes trajeron entonces todo tipo de cosas: juguetes, carros, muñecos, disketes, pedazos de computador, madera, latas, papeles viejos. Unos asumían la actividad como pegar y pegar un montón de basura, otros en cambio se dieron a la tarea de crear algo nuevo a partir de sus juguetes viejos. Batallas extraterrestres, carros gigantescos, ciudades futuristas, en fin muchas cosas más fueron el resultado de dicha propuesta, la gran mayoría de ellos asumió de manera divertida y creativa el ejercicio. Todo se completaba cuando le aplicábamos a dicho trabajo, según los elementos y tipo de material, un color que le permitiera la uniformidad y la facilidad en cuanto a lectura de imagen se trata. Como dije antes el ejercicio tuvo un éxito total, tanto que con ellos se planteó una exposición aprovechando el momento de entrega de notas, espacio perfecto para mostrar a los padres en que es lo que invierten tanto su dinero, como el tiempo sus hijos. En medio de todo unos rostros amables y alegres compartieron los trabajos otros en cambio no salían de su lectura inicial. “¿Un montón de basura pegado?”, “¿para esto pago este colegio tan caro?”. Bueno, esto la verdad no me extraña teniendo en cuenta los rostros de mis compañeros de trabajo, entre ellos los de mi área…. ¿Esto?, sin embargo algunos de ellos sin idea del tema plástico tomaron con desprevención el ejercicio y pusieron su mente a funcionar dejando de lado todo lo que se supone que es y que no debe dejar de ser.
 Lo más importante es que ellos se sintieron felices y encontraron en elementos poco convencionales la oportunidad de decir algo, cualquier cosa, lo que llegase a su mente sin ninguna propuesta preconcebida, solo lo que el objeto podía pedir.
 Luego de esta labor venía la de entregar trabajos, en algunos casos, en otros: “!Profe, quédese con él!”. Es apenas lógico pues ¿donde puede haber espacio para un elemento tan discordante en medio de la sociedad?, algo tan….inútil, quizá, para muchos padres de familia acostumbrados a comprender el mundo por medio de la “funcionalidad” aparente de la vida. Me pregunto: ¿¿que mas funcional, que nuestros sueños, palabras, ideas e imágenes?, ¿Por donde comienza el objeto? Por la idea, cierto, esa idea nace de la mente que la fabrica y más aún nace del momento no predispuesto, de allí es que llegan las mejores ideas porque estas se dan a luz a partir de la pureza y tranquilidad de nuestra alma, pero en fin que más da en una sociedad “moderna”
El asunto al que quiero llegar es que si en casa no hay lugar para nuestros trabajos o el material que de ellos fue hecho mucho menos en el colegio, espacio reservado para la rotación del conocimiento en presencia de muchos de estos ejercicios, así que el triste paso a seguir era asesinar a sangre fría uno a uno trabajo por trabajo, y ¿quien sería el villano que lo haría? Pues el “Profe”, que mejor tarea para él que esa y cuanto antes mejor ya que siete cursos con el mismo ejercicio,  si se multiplica son 210 trabajos que de una u otra manera llenan el lugar. La labor fue ardua, ¡particularmente ardua!! ya que al realizar esta labor siempre tengo cuidado en seleccionar lo que sirve y archivarlo en un lugar abierto para todos los estudiantes y sus posibles necesidades así como determino que algo no sirve y por más bello que luzca a la basura debe ir, a alguien más le puede ser útil. Peor al ir sacando pedazos de carros, cabezas de muñecos, soldaditos y mas cosas empecé  a sentir una fuerte energía que provenía de los objetos, algo particular me llamo la atención así que de manera azarosa escogí varios elementos, todos ellos en su mayoría muy pequeños los empaque en una bolsa y los lleve a casa.
Una vez en casa ni idea que sucedería lo primero que hice fue sacarlos de la bolsa cual Técnico de investigación criminológica para luego detenerme a observarlos uno a uno( un muñeco que movía la cintura hacia arriba, el compañero la hermana de Lilo, un dibujo animado de hace unos tres años llamado Lilo y Stich. La cabeza de un Superman, varios carros diminutos, entre otras cosas. )Muchas imágenes se dibujaron en mi mente: rostros alegres, inmensas sonrisas, casas con cuartos amplios, tendidos de cama holgados y mullidos, niños que corrían por corredores, paredes blancas, manchas de chocolate, el hervor de los días se unió todo en mi cabeza y me hice dueño de todo aquello que no es mío. Bueno al menos no lo robe solo lo tome del lugar en el cual este fue dejado, como suele suceder en muchas ocasiones cuando visualizo el pórtico de una casa ya entrada en años, sus ventanas el olor particular que imagino en ese espacio.
 Cada cosa en sí me transmitía tanto que no pude evitar maravillarme y pensar en como sería hacer un museo con las cosas simples que todos los seres humanos desechamos todos los días: los zapatos, las sillas viejas, las medias, en fin tantas cosas. Estaría tan lleno de cosas particulares el lugar que no se podría respirar mucho aire limpio, imagino. Todos aquellos elementos fueron colocados en un lugar especial, al principio de manera sencilla cuando estos se caían y estorbaban simplemente decidí pegarlos en la pared de la ventana, entonces mi mente comenzó una batalla silenciosa frente al objeto y su valor real: ¿Qué es el objeto en si? ¿Que es un lugar? ¿Que es el tiempo? ¿Que conexión particular existe entre estos tres?
Visualizar un inmenso cuarto de color blanco con objetos pequeños y grandes todos ellos del mismo color blanco pegados a este lugar es la primer imagen que llega a mi mente, es algo así como si el objeto estuviese tan ligado a su lugar de habitación que aunque es posible retirarlo de allí y descontextualizarlo mucha de la energía del lugar que habitó estaría en el, la llevaría consigo donde quiera que fuese cualquiera que fuese el destino que este tuviera. El objeto entonces deja de ser eso para pasar a ser muchas cosas más: sentimiento, momento, instante, silencio, voz, grito, palabra, gesto, vida o muerte.
Es muy posible que mi naturaleza bastante melancólica me lleve por estos caminos a observar estos senderos y oler estos campos que nadie huele o percibe, sin embargo considero que muchas de las cosas que pienso están conectadas desde algún punto de vista de manera correcta, es como visualizar que nuestros átomos están esparcidos por todos los lugares que visitamos, y quizás si fuésemos sensibles, como los animales, a estos olores detectaríamos por donde paso algo o alguien de nuestro interés. ¿Somos todas las cosas que tenemos? ¿Nuestra esencia esta entonces en todas partes? ¿Y el desapego? Punto negativo otra vez para el sentimiento obligado del momento, para la comprensión abierta del mundo y del universo, ¿como construimos entonces el desapego entendiendo que nos esparcimos por todas las cosas que tocamos y por todos los seres que amamos? ¿Como comprender el dejar fluir el permitir que cada cosa tome el lugar indicado en el momento indicado, como desaparecer el blanco del fondo mismo del alma y convertirlo en mancha perpetua que nunca se borra y que se lleva el tiempo, el viento, y la distancia? ¿Quien permanecerá entonces como dueño absoluto de algo que alguien ya tomo? ¿Todo es de todos?
  ¿Cómo conectarnos con ese objeto encontrado que aunque es nuevo ante nuestros ojos no es nuevo en sí, no es nuevo para si mismo, ya trae consigo una historia es entonces un momento encontrado?
 
Fredy Alonso Lopera.
Artista y Educador.
Bogota Colombia.

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